¿Puede la derecha ser popular?

 

“El conocimiento imperfecto de los hechos, proporciona

Una segunda razón “

General von Clausewitz

 

Elegimos este título, ya que es una pregunta que realizó una prestigiosa revista de renombre en el ámbito intelectual argentino, haciendo referencia a uno de los tantos candidatos presidenciales, que van a competir en las próximas elecciones.

La prestigiosa revista Anfibia, publicó una crónica, titulada: LOS RAPPI DE MILEI.Una de las preguntas centrales de la reflexión, es si la derecha puede ser una expresión popular. Lo decía Don Arturo Jauretche; “lastima del pobre, que, oliendo a bosta, se cree el dueño de las vacas»

Hacerse esta pregunta es cómo preguntarse si la gravedad es una cuestión de la física, o de lamentarse sobre la leche derramada. Es un desconocimiento histórico de los procesos y cambios políticos, que acontecieron en la humanidad, por lo menos los últimos 100 años.

La derecha ES un fenómeno popular, basta recordar los distintos movimientos de masas más importantes de occidente; el nacional socialismo alemán, el franquismo en España, el fascismo italiano (gran creador del concepto derecha popular), o el salazarismo en Portugal (la dictadura más extensa de occidente, 48 años).

Mismo nuestras dictaduras latinoamericanas, han utilizado elementos populares a fines prácticos de la instauración de sus políticas, vale recordar el mundial 78, como ejemplo contundente.

Mundiales, juegos olímpicos, los planes de vivienda de Onganía, la cinematografía y distintas producciones culturales, fueron, son y serán utilizados por la derecha. Basta repasar  algunas lecturas de Walter Benjamín o Adorno, para no dilatar la discusión. Pero para no alejarnos de nuestras pampas, volvamos a los ejemplos cercanos, recordemos el festival del neoliberalismo popular de los 90.

Y si queremos un ejemplo mucho más próximo, el mismísimo Mauricio

La muerte de Silvio Berlusconi hace temblar su imperio y deja huérfano su legado político - Forbes Colombia

 

Macri, con su querido Boca Juniors, que le sirvió de sustento y trampolín político a lo Berlusconi. El ejemplo es tan potente que en el área comunitaria del club Boca Juniors (Boca Socia) se formaron los cuadros técnicos y políticos del futuro gobierno del ingeniero, también hay que agregar las peñas del interior del país al mando de Andrés Ibarra, para solventar su estructura partidaria.

Si Antonio Gramsci, leyera este título, me animo a afirmar que se debatiría entre el llanto y la furia, preguntándose par qué pagó su pensamiento con vida.

El campo nacional y popular o progresista en su defecto, confunde imaginario con deseo.

Creer que las aspiraciones de las clases populares no podrían ser de derecha porque esta es contraria a su razón de ser, es una lectura propia de las clases medias ilustradas porteño céntricas, que al no saber interpretar al sujeto histórico que dicen representar lo encasillan en un código de barras dialéctico, de lectura automática y estandarizada propio de la pereza intelectual.

La intención no es en demérito de los autores de la nota de la revista citada, trabajadores y trabajadoras de prensa ellas y ellos, por el contrario este pensamiento está arraigado y extendido en el campo popular de forma transversal ,sin cuestionarnos porqué se imponen estás lecturas “que atentan contra los intereses de clase».

 

Las auto críticas a puertas cerradas, no son plenarios sino cónclaves.

Tal vez las opciones populares, decidieron alejarse de sus valores y principios históricos, tal vez optaron por realizar un supuesto entrismo en las clases medias, y tomaron como máscara expresiones más parecidas a modelos ajenos a nuestra historia. El neo Cristianismo, vacío en algún punto de simbología el movimiento peronista, si nos animamos a pensarlo, nunca fue con una boleta que hiciera referencia al Justicialismo, a principios básicos, como la justicia social. A esto sumar dirigentes del propio entorno, que pagaron con cárcel y hostigamiento defender una conducta y principios políticos, los cuales fueron reemplazados, por “modelos “, mejor adaptados a lo que sería el paladar de la clase media, lo que se interpretaba como campo de seducción de esta clase.

Una especie de Podemos (ese movimiento español, que naufragó en un lavarropas político), fue la supuesta nave insignia de lo que eran las socialdemocracias modernas y las necesidades que sus poblaciones tenían, y nuestro espacio se inclinó por este modelo a partir de 2017.

Gobierno de coalición progresista en España. Unidas Podemos estará en el gobierno del país.

Se podría decir, que se han cometido desde el campo nacional y popular, varios desaciertos que tienen que ver con la lectura de los sujetos históricos que se busca representar; las clases más postergadas, las clases medias y los intereses de todas estas voluntades culturales que como deseo y como materialidad que expresan una nación.

Unidad Ciudadana | Cristina Fernandez de Kirchner

Me pregunto si los dirigentes y dirigentas de nuestro campo nacional y popular, no representan intereses contrapuestos. Quizá “los pobres, que votan a la derecha”, eligen la reacción simplemente porque nosotros no somos lo que fuimos alguna vez o no somos lo que creemos ser o simplemente no somos lo que decimos ser, en el presente.

Un movimiento propio a las demandas de los intereses populares. Con sus contradicciones y sus aciertos. Con movilidad social ascendente también dentro del propio espacio político, sin herederos y con democracia interna. Me pregunto para qué forzar un destino que no no es propio, porque falsear nuestra identidad, buscar o hurgar en un Ser, que no nos pertenece. Cuál es el mérito de construir un Golem de media clase, a la imagen y semejanza, de cierta intelectualidad, de intereses sensibles y bien intencionados, pero miope por acción u omisión al habitante de nuestro suelo. Varios militantes de nuestro campo vienen advirtiendo desde hace tiempo esta sangría en las bases, personas tan disímiles en su pensamiento como Guillermo Moreno, Mayra Arena o Juan Grabois sólo por presentar algunos nombres conocidos.

Las bases, no se ajustan a fuerza de torniquete. Mucho menos si el torniquete es apenas una ínfula intelectual. Estas acciones forzadas, como todo lo forzado de por sí, no suma, resta. Nadie se aleja, si es contenido, nadie se va si sus demandas son satisfechas, nadie rechaza si es escuchado. Las ecuaciones son simples, las construcciones de las políticas públicas demanden y abarquen a quienes habitan este suelo, y que no sean una mera pose, de lo que pretendemos elucubrar. De no ser así, pues será un delirio propio más de una novela de Robert Arlt, o la continuación de Los Siete Locos, pero sin ningún enclave literario, sino como una tragedia más que contar acerca de nuestros pueblos. Si pensamos solo la política en clave electoral, o para vanidosos intereses de ocupar un lugar, un ministerio, o lo que fuera, la política pasará a ser una cuestión de ludópatas con gruesas billeteras, y no lo que tiene que ser, una herramienta transformadora de la realidad material de los pueblos.

Pasará tal vez que sin darnos cuenta, nos convertiremos en una herramienta más de eso que llamamos DERECHA, mientras ensayamos explicaciones mediáticas y cosechamos derrotas y fracasos.

Para terminar, comenzamos con una cita de Clausewitz, y con una cita del también va ser el cierre de esta nota; “cuando el plan solo se encamine a algo pequeño, el efecto de las fuerzas morales en las masas será tan escaso, que tales masas necesitarán mas bien ser empujadas que contenidas».

 

Ariel Tino

trabajador municipal